LATINOAMERICA, EN VIVO DESDE HOLLYWOOD
'Birdman', la primera comedia del director
mexicano Alejandro González Iñárritu, fue la gran vencedora al ser nombrada
como Mejor película y recibir otros tres galardones en los pasados premios de
la Academia, incluyendo mejor guión original que compartió con Alexander
Dinelaris y los argentinos Armando Bo y Nicolás Giacobone. Un verdadero triunfo
que confirma por segundo año consecutivo el talento de un cineasta azteca y
consolida a una exitosa generación de realizadores latinoamericanos.
Seguramente González Iñárritu, no imaginaba
recibir este tipo de reconocimiento hace poco menos de 25 años, cuando aún se
encontraba en su natal México. Y es que hubo una época en que él, junto con un
ahora famoso grupo de talentosos latinoamericanos, se abrían paso en el mundo
cinematográfico y se ganaban la vida a su manera. Guillermo del
Toro maquillaba actores, Alfonso Cuarón (Oscar a mejor Director por Gravity en
2014) sostenía el micrófono en filmaciones y Martín Hernández era la voz en un
programa matutino radial, en el que González Iñárritu era creativo y productor.
Eran los años ochenta y de ese grupo de jóvenes y otros que estudiaban
en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) y el Centro de
Capacitación Cinematográfica (CCC) en México D.F., comenzó a manifestarse lo
que se vendría después. Alfonso Cuarón desarrolló Solo con tu pareja (1991)
con la fotografía de Emmanuel Lubezki (nominado siete veces al Óscar y ganador
en dos oportunidades), Guillermo del Toro se convertiría en el realizador de Cronos (1992)
una película de terror, y González Iñárritu era compositor de películas y
director de cortos, hasta que en 2000 presentó la película que lo pondría
en la lupa del mundo, Amores Perros. Desde esos días y cada uno en su campo, ninguno ha parado de producir.
Por eso para nadie es
un secreto que desde aquella época se haya forjado una amistad inquebrantable
que va más allá de la misma producción de sus trabajos. Para muchos nunca un grupo de cineastas de
habla hispana tuvo tanta influencia en la industria cinematográfica, un
conjunto de realizadores con edades, orígenes similares y visiones críticas del
cine, que sobre todo no reniegan sus raíces y por el contrario se sienten
orgullosos de su tierra y la exhiben en público convirtiéndose en un fenómeno
global.
El resultado, guste a muchos y disguste a otros, no es otro que el de
producciones originales, inexplicablemente ilógicas y brutalmente desafiantes a
la realidad. Ahí están para demostrarlo las aclamadas: El Laberinto del Fauno (2007) de Guillermo del Toro, Y tu Mama También (2001) de Alfonso Cuaron
y Amores Perros (2000), 21 gramos
(2003), Babel (2006), Biutiful (2010) y Birdman (2014), todas nacidas de la mente brillante de González Iñárritu.
En estas dos últimas le ha acompañado Lubezki, su gran amigo, al que en
la noche de los Oscar llamó “el verdadero artista”. Un genio visual que ganó en
2014 la estatuilla a la mejor fotografía con Gravity y que ahora repite con Birdman,
la vibrante historia de un veterano actor que intenta recuperar su fama
haciendo una obra de teatro en Broadway. Una metáfora sobre cómo el ser humano
debe enfrentarse a su ego y a sus frustraciones. Sueño de muchos, realidad de
pocos, y al final, la desnuda historia de Hollywood vista a través del lente de
increíbles artistas latinoamericanos, que sin pretenderlo están haciendo historia.
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