Thursday, July 17, 2014

ALGUNAS PROBLEMÁTICAS DE LOS SISTEMAS POLÍTICOS LATINOAMERICANOS COMO EFECTOS COLATERALES NEGATIVOS QUE INCIDEN EN LA INTEGRACIÓN REGIONAL



Buena parte de los sistemas políticos latinoamericanos no corresponden con los fundamentos por los cuales fueron creados, por el contrario, la percepción actual de estos responde a intereses coyunturales y burocráticos, de allí la crisis de integración regional por la que atraviesa el continente.


ALGUNAS PROBLEMÁTICAS DE LOS SISTEMAS POLÍTICOS LATINOAMERICANOS COMO EFECTOS COLATERALES NEGATIVOS QUE INCIDEN EN LA INTEGRACIÓN REGIONAL


Aunque la vida política y la economía se transformaron en los últimos años gracias al proceso de democratización y a la apertura económica, varios obstáculos se mantienen intactos y promueven el retraso de la construcción de una cultura verdaderamente democrática y del desarrollo social estructural en la región latinoamericana.

En sociedades como la nuestra, junto con muchas otras de América Latina, la integración regional juega un rol estratégico en la consolidación de sistemas políticos que estuvieron marcados por la exclusión y el autoritarismo. Considero que la integración regional sirve a los Estados como un arreglo político que permite establecer alianzas con sectores muy diversos y contradictorios de diferentes países latinoamericanos.

No obstante, la paradoja de que a más organismos internacionales, mayor la fragmentación regional, se cumple, en una relación inversamente proporcional, la región cuenta con al menos 7 instancias supranacionales (Unasur, Grupo de Río, Mercosur, Comunidad Andina, Alba, OEA y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe) y, al mismo tiempo, se divide en polos con diferencias políticas, al parecer, irreconciliables. (López, 2010).

Mientras esto ocurre en la realidad de América Latina, lo cierto es que todos los gobiernos deben enfrentarse diariamente no sólo con las críticas, sino también de manera directa con los efectos colaterales de la crisis regional actual, es decir, con algunas de las problemáticas de los sistemas políticos latinoamericanos que influyen negativa y directamente en esa integración. Estos efectos colaterales pueden resumirse en varios temas de discusión que trataré de ampliar en el presente ensayo.

Comenzaré por considerar a manera general, algunos de los fundamentos de los sistemas políticos latinoamericanos que muy bien reseña Manuel Alcántara como sectas de iniciados poseedores de verdades universales y que hablan de los derechos del hombre y del ciudadano, de igualdad, de libertad, de solidaridad y de dignidad. (Alcántara 2004, 60).

Para éste, los partidos han ido surgiendo como consecuencia de la inclusión de las masas en la política y del desarrollo del reconocimiento democrático, para finalmente, desarrollar funciones indispensables para la movilización de las instituciones estatales.

Así mismo, lo que cuestiona uno de los grandes mitos sobre los partidos latinoamericanos que se refiere a su habitual tendencia a la fragmentación, es considerar que el número de movimientos secesionistas sea alto, pero ello no es indicativo de que las divisiones generen partidos con una alta capacidad de mantenerse en el sistema político con niveles de viabilidad mínima. (Alcántara 2004, 64).

Otro de los fundamentos de los sistemas políticos latinoamericanos se refiere a su origen caudillista, a su vinculación a un líder poseído de características muy peculiares referidas a su dominación personal, a la adscripción de las voluntades de sus partidarios por razones emotivas que responden al carisma de un líder, al desarrollo de relaciones clientelares y patrimonialistas y a la búsqueda de sucesión mediante el traspaso del poder a algún miembro de su entorno familiar. (Alcántara 2004, 65).

Es por ello que para Alcántara, si bien hubo circunstancias históricas que empujaron el nacimiento de algunos partidos derivadas principalmente de procesos revolucionarios o de situaciones de contestación a momentos profundamente autoritarios y excluyentes, los partidos latinoamericanos se crearon principalmente para responder a una cita electoral. (Alcántara 2004, 64).

Dentro de este marco y como lo he mencionado, ha de considerarse ciertas problemáticas de los sistemas políticos latinoamericanos que son efectos colaterales negativos que inciden en la integración regional. Estas problemáticas a mi modo de ver, pueden resumirse en 5 aristas a saber: crisis económicas y políticas, corrupción y populismo, institucionalización, polarización e imposición de un sistema político diferente.

En primera medida y en relación con las crisis políticas y económicas es necesario recalcar lo que plantea Alcántara, manifestando que los partidos, están en crisis, bien porque no desempeñan correctamente sus funciones, bien por el directo repudio de la ciudadanía que insistentemente la evalúan muy negativamente (Alcántara, 2004, 58)
La integración es fundamental para enfrentar la crisis. En la actualidad, la integración es un elemento imprescindible al que hay que apelar para hacer frente a los impactos de la crisis económica internacional que hoy sacude a los grandes centros y por derivación a toda la periferia.

En estas circunstancias, es preciso fundamentar una nueva cooperación regional a partir de los dos efectos que nos habrá de dejar el hacer frente a la actual crisis mundial: por una parte, la necesidad de abordar complejas políticas antirecesivas o de ajustes en todos los países del hemisferio, y por otra, los desafíos que dejará la recuperación de los centros y los nuevos rumbos que se insinúan en el desarrollo económico de los países industriales. (Iglesias, 1983, 41)

En relación con la corrupción, como lo explicó Huntington, es la decadencia de un sistema político como resultado de la debilidad institucional, frente al aumento en la movilización social y en el número de actores significativos y sus demandas (Meyer, 2009).

Además para Alcántara, la utilización de los partidos políticos para el uso personal de individuos ávidos de poder ilimitado, el mantenimiento de grupos cerrados perpetuados y servidores de sus propios intereses, el revestimiento mediante la demagogia de supuestos ideales de maquinarias trabajosamente construidas en torno a un pequeño grupo para alcanzar y luego mantenerse en el poder sin otra finalidad que el poder en sí mismo, el olvido de las promesas electorales, el intercambio de favores, el clientelismo, el desarrollo de técnicas manipuladoras de la voluntad de los ciudadanos electores mediante la corrupción y el soborno,  (Alcántara 2004, 59) son sólo algunos de los pequeños ejemplos de la aplicación de una perfecta e insostenible corrupción latinoamericana.

De otro lado, el populismo, que ha sido un fenómeno político común en la historia, que se caracteriza por lo que en ocasiones es una crítica profunda, pero que al mismo tiempo carece de una identidad política clara, se encuentra visiblemente presente en nuestra región, es más, se puede observar que en los últimos gobiernos latinoamericanos no hay escasez de individuos populistas, por el contrario, hay varios políticos de distintos países que han adoptado de manera creciente la retórica populista para ganar elecciones, por ejemplo, prometiendo reducir la carga del gobierno, enfrentarse a los grupos de poder, cambiar la "dictadura" de un solo partido, o desplazar a la "elite neoliberal".

Considero que la preocupación más importante en relación con los personajes populistas, no es su abuso de la retórica demagógica que dice colocar al pueblo y las masas por encima de las elites "explotadoras", sino utilizar esta retórica como elemento para perpetuarse indefinidamente en el poder.

En cuanto a la institucionalización, Alcántara reseña, que los partidos como principales actores en la política democrática de América se ven influidos por los arreglos institucionales existentes y el actuar de otras instancias (Alcántara 2004,62). De acuerdo con esto, el nivel de fragmentación de un sistema de partido indica el número de agrupaciones que obtiene una proporción importante de los votos y de los escaños y se encuentra asociado con una amplia gama de factores políticos, sociales y económicos. (Alcántara 2004, 62).

En América Latina no existen las condiciones básicas para que el parlamentarismo pueda funcionar como en la Europa de hoy, quisiera mencionar que existen diferencias en la cultura política y en el grado de institucionalización y polarización de los sistemas de partidos políticos, que hacen parecer que en teoría, el parlamentarismo es superior al presidencialismo, sin embargo, el contexto hace la diferencia en cuanto a expectativas de su funcionamiento en Latinoamérica.

Al lado de lo anterior, también altos niveles de polarización dificultan el juego político, obstruyen la construcción de alianzas interpartidistas, de acuerdos legislativos y son menos favorables para la estabilidad de la democracia. (Payne, 2003, 139). Sin embargo, los datos de polarización también pueden traducir una situación positiva en la que finalmente el sistema político haya sido capaz de llevar a cabo una función integradora de aquellos actores que se encontraban en posiciones radicales, distantes del centro político y que ponían en tela de juicio la legitimidad del sistema. (Alcántara 2004, 81).

Como último efecto colateral negativo, la imposición de un sistema político incide directamente en una adecuada integración regional latinoamericana, a mi modo de ver, un ejemplo claro para ilustrar esta imposición resulta de la propuesta de crear la figura de un jefe de gabinete o un sistema político que implique ese cambio.

En efecto, la peligrosa tendencia de presidentes elegidos democráticamente que de inmediato concurren a las reformas constitucionales, convocan constituyentes y alteran los sistemas democráticos para imponer sus proyectos políticos, se va convirtiendo en tentación común, lo cual no augura buenos tiempos para América Latina y se convierte en otro claro ejemplo de corrupción generalizada al interior de los sistemas políticos de la región.

En ese sentido, mi preocupación se refiere no tanto a una imposición de un nuevo sistema político sino a la flexibilización de las relaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo, para lo cual pueden servir instrumentos institucionales y no-institucionales. En términos comparativos, la importancia radica en las prácticas políticas, por ejemplo, la práctica de concertación o de formar mayorías parlamentarias que apoyen la acción del gobierno, gobiernos de coalición formalizan esta idea de establecer un íntimo vínculo entre Ejecutivo y Congreso sin necesidad de cambiar radicalmente al sistema político o apoyar popularmente a un líder que adopte la aplicación de una democracia plebiscitaria.

Por lo expuesto desde el inicio de este ensayo, mi análisis genera la afirmación según la cual la integración regional de los estados latinoamericanos se ha caracterizado por su estabilidad, seriedad, confianza inversionista, pero también por problemáticas que afectan directa y negativamente esa integración, además de una altísima falta de prospectiva.

Durante las diferentes administraciones, los gobiernos se han preocupado por ofrecer una economía seria y estable dirigida por políticas de gobierno más que de estado, permitiendo generar una confianza inversionista. No obstante, esta política de confianza en materia de integración regional ha ido de la mano de una falta total de apertura de mercados en todos los asuntos y materias que incumben a la agenda local.

Justo es decir que, en contraste con las democracias modernas, estructurales y estables, en materia de integración regional, los estados latinoamericanos han carecido de una total prospectiva. La dependencia es enterrarse en vida y esto es lo que han hecho los gobiernos de América Latina en sus relaciones comerciales, políticas, sociales, culturales, económicas, etc., se han enterrado. Sin lugar a dudas no se trata de no tener una relación dinámica entre pueblos hermanos, se trata de tener claro cuáles son los interés del estado y trabajar en función de ellos y a su vez crear escenarios futuros donde el desequilibrio o los cambios de las dinámicas vecinales no colapsen o afecten las dinámicas de integración regional.

En las problemáticas que consideré como efectos colaterales negativos que inciden en la integración regional dados a lo largo de este ensayo, ha quedado claro que la diferencia entre los países latinoamericanos y el resto del mundo será cada vez más relativa y hasta los países más pobres tendrán la posibilidad de desempeñar un papel importante en la economía global, en la medida que sea posible el mantenimiento y consolidación del diálogo político y el diálogo económico, consecuencias de una estructura institucional democrática estable.

Y aunque, como lo indica Alcántara, los diversos sistemas políticos han tenido que enfrentarse a profundas crisis económicas, ajustes estructurales, constantes reformas institucionales, conflictos armados, violencia política, corrupción galopante y pujas de diversos actores por imponer otro sistema político, todo ello en el marco de profundos niveles de desigualdad social y extrema pobreza (Alcántara, 2004, 56), es claro que al mejorar la gobernabilidad se recupera y fortalece el apoyo a la democracia como régimen de gobierno y se consigue una integración y democratización estructural.

Como breve conclusión considero que el saldo final es un bajo o nulo desarrollo de una ciudadanía activa y pensante y una pobre cultura democrática. También, que la confianza de la sociedad, fundamental para legitimar cualquier régimen democrático, debe descansar en las instituciones fortalecidas y en una multiplicidad de redes particulares y clientelares de naturaleza familiar, laboral, personal, gremial y territorial. Es imprescindible demostrar la viabilidad de una economía de mercado socialmente responsable para detener las propuestas demagógicas y populistas que nos desvían de la verdadera ruta del desarrollo.

 

 


BIBLIOGRAFÍA



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Páginas Web:

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·         LÓPEZ, Cecilia (2010), “¿Dónde se ubicará Colombia en Latinoamérica?” en Portafolio, Bogotá: Jun 22, 2010. http://www.portafolio.com.co/opinion/analisis/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR_PORTA-7766023.html. Consultada el 8 de Julio de 2010.

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